La escritura de hoy: 1 S. 17:4-7, 45-50
Algunos confían en carros, y otros en caballos; mas nosotros en el nombre del Señor nuestro Dios confiaremos (Salmo 20:7 lbla).
El miedo dominó a un hombre durante 32 años. Por temor a ser atrapado por sus delitos, se escondió en la granja de su hermana, sin ir a ninguna parte ni visitar a nadie; incluso faltando al funeral de su madre. Cuando cumplió 64 años, se enteró de que nunca habían presentado cargos contra él, así que pudo retomar su vida normal. Sí, la amenaza de ser castigado era real, pero él permitió que el temor al castigo lo controlara.
Del mismo modo, el miedo dominó a los israelitas cuando los filisteos los desafiaron en el valle de Ela. La amenaza era real: su enemigo Goliat medía 2,9 metros de altura, y su armadura pasaba 57 kilos (1 Samuel 17:4-5). Durante 40 días, Goliat los desafiaba día y noche para que pelearan con él. Pero nadie se atrevía. Nadie, hasta que David visitó al ejército. Allí escuchó y vio la burla, y se ofreció a pelear contra el gigante. El pastor David sabía que Goliat no era demasiado grande para Dios, y dijo: «el Señor no salva con espada y con lanza; porque del Señor es la batalla» (v. 47).
Cuando el miedo nos envuelva, sigamos el ejemplo de David y fijemos nuestros ojos en Dios, para tener una perspectiva correcta del problema. La amenaza puede ser real, pero Aquel que está con y por nosotros es mayor que lo que está en contra.
