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“Mi pueblo fue destruido por falta de conocimiento”: Una advertencia profética para hoy

Introducción

Algunas palabras de la Escritura atraviesan los siglos con la misma fuerza con la que fueron pronunciadas. Tal es el caso de Oseas 4:6:

“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” (RVR1960).

Este versículo no es un simple lamento, sino un veredicto divino sobre un pueblo que, teniendo acceso a la verdad, prefirió vivir de espaldas a ella. Israel mantenía rituales, sacrificios y apariencias religiosas, pero había perdido lo esencial: el conocimiento verdadero de Dios.

Hoy, en una era de emociones exaltadas y superficialidad espiritual, la advertencia de Oseas resuena con urgencia para la iglesia, especialmente para pastores y líderes.

El conocimiento en el contexto bíblico

La palabra hebrea para “conocimiento” en Oseas 4:6 es דַּעַת (daʿat), derivada de ידע (yadaʿ), que implica intimidad, discernimiento y obediencia, más que mera acumulación de información. El profeta denuncia que el pueblo no solo carecía de datos, sino que había rechazado la relación obediente con Dios.

Matthew Henry subraya que la ignorancia mencionada no era por falta de enseñanza, sino por un rechazo voluntario: “No querían ser reprendidos ni instruidos en los caminos de Dios.”¹ De manera similar, Juan Calvino afirma que “cuando la Palabra de Dios es despreciada, no solo los individuos, sino naciones enteras son entregadas al caos.”²

En el NT, Pablo usa ἐπίγνωσις (epignosis) para referirse al conocimiento pleno de Dios que transforma la vida (Col 1:9–10).

Entre emoción y entendimiento

La generación actual privilegia lo inmediato y lo emocional. No son pocos los creyentes que buscan “sentir a Dios” más que conocerlo. Sin embargo, Jesús advirtió:

“Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Mt 22:29).

Gordon Fee señala que “la experiencia del Espíritu nunca debe separarse de la Palabra. Una sin la otra conduce ya sea al formalismo muerto o al emocionalismo vacío.”³

El relato de la transfiguración (Mt 17:1–18) ilustra este equilibrio: Pedro quiso permanecer en la gloria del monte, pero Jesús lo condujo al valle para ministrar a un joven endemoniado. La emoción es pasajera, el entendimiento de Dios capacita para enfrentar la vida real.

La responsabilidad pastoral

La advertencia de Oseas incluye a los sacerdotes: “Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio”. El liderazgo espiritual que descuida la enseñanza condena a su pueblo a la ignorancia.

Charles Spurgeon lo expresó con severidad: “Una iglesia ignorante no es excusa, sino condena para su pastor.”⁴ Samuel Escobar, desde una perspectiva latinoamericana, agrega: “El liderazgo que se limita a reproducir slogans religiosos y no forma a su pueblo en el discernimiento bíblico, prepara a la iglesia para ser devorada por ideologías y falsas espiritualidades.”⁵

Así, el ministerio pastoral no puede reducirse a entretener o motivar, sino que debe centrarse en instruir al pueblo en el conocimiento de Dios.

Las consecuencias del desprecio al conocimiento

El texto de Oseas advierte que olvidar la ley de Dios pone en riesgo a las generaciones futuras: “también yo me olvidaré de tus hijos”. El desprecio por el conocimiento de Dios no solo afecta a los contemporáneos, sino que transmite confusión y debilidad a quienes vienen después.

Craig Keener observa que “el analfabetismo bíblico no solo abre la puerta al error, sino que debilita la capacidad de resistir la tentación cultural.”⁶ Hoy lo vemos en jóvenes desorientados doctrinalmente y congregaciones divididas por ideologías o corrientes pasajeras.

El conocimiento como protección

El salmista declara: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal 119:105). El conocimiento de Dios es escudo frente a las crisis.

Herman Bavinck afirmó: “El conocimiento de Dios no es algo añadido a la fe; es su esencia misma. Quien no conoce a Dios, no puede creer verdaderamente en Él.”⁷

En tiempos de guerras, pestes y engaños religiosos, el conocimiento verdadero de Dios se convierte en el único fundamento sólido.

Una reforma espiritual necesaria

La advertencia de Oseas nos llama a una reforma profunda. No una reforma litúrgica superficial, sino espiritual, centrada en volver al conocimiento de Dios. Esto implica predicación expositiva, discipulado sólido y formación bíblica seria.

Gordon Fee advierte que el verdadero avivamiento ocurre cuando “la Palabra y el Espíritu caminan de la mano.”⁸ Una iglesia madura no depende de emociones pasajeras, sino de una fe anclada en la verdad de Dios.

Conclusión

El juicio de Oseas 4:6 sigue siendo vigente: el pueblo perece, no por falta de recursos, milagros o actividades, sino por falta de conocimiento de Dios.

Jesús lo afirmó:

“Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn 8:32).

La libertad espiritual no proviene de experiencias emocionales, sino del conocimiento profundo de la Palabra.

La responsabilidad recae sobre los líderes espirituales. Una iglesia ignorante no es fruto de la casualidad, sino de púlpitos que han descuidado la enseñanza. Pero también recae sobre cada creyente: buscar a Dios con pasión, no solo con emoción, sino con entendimiento.

Si volvemos al conocimiento verdadero de Dios, Él levantará una iglesia firme, capaz de resistir la tormenta cultural y espiritual de nuestros tiempos.

 


Bibliografía

Bavinck, Herman. *Dogmática reformada: Prolegómenos*. Trad. John Vriend, ed. John Bolt. Grand Rapids: Editorial Libros Desafío, 2006. (Trabajo original publicado en 1895).

Calvino, Juan. *Comentario a los Profetas Menores, Vol. 2*. Barcelona: Libros Desafío, 2009. (Trabajo original publicado en 1559).

Escobar, Samuel. *La fe evangélica y las culturas latinoamericanas*. Buenos Aires: Ediciones Kairós, 1994.

Fee, Gordon. *Paul, the Spirit, and the People of God*. Grand Rapids: Baker Academic, 1996.

Henry, Matthew. *Comentario bíblico de Matthew Henry: Antiguo Testamento, Profetas Menores*. Nashville: Casa Bautista de Publicaciones, 1991. (Trabajo original publicado en 1708).

Keener, Craig. *The IVP Bible Background Commentary: New Testament*. 2ª ed. Downers Grove: InterVarsity Press, 2014.

Spurgeon, Charles H. *Lectures to My Students*. Peabody, MA: Hendrickson, 2008. (Trabajo original publicado en 1875).