Introducción
Este artículo nació mientras me preparaba para un encuentro congregacional y reflexionaba sobre 2 Samuel 7. Al hacerlo, noté que muchas veces actuamos con buenas intenciones sin antes buscar la voluntad de Dios. Recuerdo una ocasión en la que quise ayudar a un amigo sin pedirle dirección a Dios, y fue la oración la que me mostró que debía ser más prudente. Algo similar ocurre en la historia de David, quien quiere construir un templo para Dios, y en la respuesta rápida de Natán, que lo anima sin consultar al Señor. Cuando Dios corrige a Natán, queda claro el mensaje principal: las buenas intenciones no son suficientes si no se someten al discernimiento y a la voluntad de Dios.
Esta historia me hizo pensar en cuántas veces aconsejamos a otros según lo que nos parece correcto o lógico, sin esperar la confirmación de Dios. Más allá del relato bíblico, aquí hay una lección valiosa para quienes desean agradar al Señor.
Un deseo santo… pero no el tiempo de Dios
David expresa un deseo genuino al querer construir un templo para Dios, ya que él vive en una casa de cedro mientras el arca permanece en una tienda. Más adelante, Salomón confirmará que el deseo era correcto, aunque Dios decidió que sería su hijo quien lo realizaría.
Este relato muestra que tener un buen deseo no significa que deba cumplirse de inmediato o en cualquier momento. Nos recuerda la importancia de buscar el tiempo de Dios antes de tomar decisiones, ya sea en la familia, el trabajo o la iglesia. Si actuamos antes de tiempo, aunque tengamos buenas intenciones, podemos ir en contra del plan de Dios, quien a veces elige a otras personas o espera a otra generación para cumplir sus propósitos. Por eso, este pasaje nos invita a pensar en la importancia de poner la voluntad y el tiempo de Dios por encima de nuestros propios deseos.
El consejo rápido de Natán
Natán, aunque era un profeta fiel, aquí actúa como consejero y supone que Dios aprobaría el deseo de David. Animar a hacer el bien no es un error, pero en este caso, Natán no consultó a Dios.
Aquí encontramos una advertencia: podemos confundir ánimo pastoral con dirección divina. Matthew Henry comenta: “Fue natural que Natán alentara a David, pero no debemos prometer el éxito de lo que Dios no ha revelado” (Henry, 1991).
La corrección del cielo
Esa noche, Dios corrige a Natán y le deja claro que no ha pedido un templo. En cambio, promete construir una casa para David, estableciendo un pacto que va más allá de lo físico y señala un reinado eterno que se cumple en Cristo.
Dios no rechaza el deseo de David, sino que lo dirige de otra manera. Isaías 55:8-9 nos recuerda que los pensamientos de Dios son mucho más altos que los nuestros.
La humildad del profeta y la oración de David
Natán no se queda con su primera respuesta, sino que vuelve a David y le comunica fielmente el mensaje de Dios. Un verdadero siervo pone la gloria de Dios por encima de su propia reputación.
David responde con gratitud y adoración cuando recibe la corrección de Dios, viéndola como una guía y no como un castigo. Esta actitud nos enseña que, cuando nuestros planes cambian, es importante reflexionar sobre lo que podemos aprender. También debemos estar abiertos a la dirección de Dios, agradecer su cuidado y buscar apoyo en la comunidad de fe para crecer y fortalecernos juntos.
Aplicaciones pastorales para hoy
- No todo deseo debe ejecutarse de inmediato (Santiago 4:15).
- Busca la voz de Dios en Su Palabra y en oración (Hechos 13:2-3).
- Escucha consejeros que también escuchan a Dios (Proverbios 11:14).
- Aprende a recibir corrección con humildad (2 Corintios 13:5).
- Adora cuando Dios cambia tus planes (Romanos 8:28).
Palabras de aliento
Antes de actuar, es clave buscar la guía de Dios a través de la oración, el estudio de la Biblia y el consejo de personas maduras en la fe. Como dice Brueggemann, necesitamos discernimiento y atención al tiempo de Dios para aplicar bien nuestros deseos. Esta reflexión no pretende desanimar, sino recordar que incluso los mejores deseos pueden no ser lo que Dios quiere en ese momento. Saber que Dios dirige nuestros pasos, como dice Proverbios 16:9, nos da esperanza y confianza en su fidelidad.
Entonces…
El ejemplo de Natán nos muestra que las buenas intenciones deben ser revisadas y puestas bajo la voluntad de Dios. La humildad de Natán al corregir su consejo después de escuchar a Dios es una lección de discernimiento. En resumen, este análisis destaca que la comunidad de fe debe tomar decisiones guiada por la oración, el discernimiento y la confianza en el propósito de Dios. Así, el relato nos recuerda que seguir el plan de Dios es lo más importante en la vida del creyente.
Referencias
- Henry, M. Matthew Henry’s Commentary. Hendrickson, 1991.
- La Santa Biblia, Reina-Valera 1960. Sociedades Bíblicas Unidas, 1960 edition.
- Tozer, A. W. (2006). La búsqueda de Dios. Editorial Portavoz.