Muchos cristianos leemos la Biblia y oramos, pero ¿meditamos en la Palabra de Dios? ¿Sabemos lo que eso significa? El Señor le dijo a Josué después de la muerte de Moisés: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8). Dios deseaba que el corazón de Josué estuviera lleno con la Palabra de Dios, para que así pudiera guiar correctamente al pueblo de Israel. Eso es exactamente lo que también desea para nosotros. Si meditamos en las Sagradas Escrituras, el Señor nos mostrará su verdad y nos guiará de acuerdo a su voluntad.
La meditación en la Palabra de Dios implica tres cosas:
- Dejar de escuchar al mundo. Eso es no televisión, no llamadas por teléfono y no distracciones.
- Pasar tiempo a solas con Dios. Hablar de meditar, nos referimos a estar en comunión con el Señor.
- Enfocar nuestra atención en la Biblia. No nos referimos a solo leer la Palabra de Dios, sino a tener una conversación personal con nuestro Padre celestial. Lo primero que debemos hacer es pedirle que nos revele aquello que desea mostrarnos. Luego también debemos escuchar sus instrucciones y enseñanzas mientras oramos, leemos y pensamos en ese pasaje.
Es hora de tomar el tiempo y dejar que la Palabra de Dios nos edifique.
Ely y Daniel